Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL II



Comentario

CAPITULO X


Comercio de Lima, assi con generos de Europa como

con los efectos de aquel reyno y el de la Nueva

España



238 No pudiera ser tanta la magestad y grandeza de la ciudad de Lima si como principal en el Perú no fuera el general deposito de aquel reyno. Por esto, assi como es silla del govierno y assiento de los primeros tribunales, es universal factoría, ó caxa de toda suerte de tráficos porque, hecha centro de el comercio, concurre en ella quanto se produce ó fabrica en las demás provincias y quanto las armadas de galeones ó registros llevan, y de allí vuelve á esparcirse despues en la vasta extension de aquellos reynos, distribuyendo como madre comun los generos y frutos en las que los necessitan y dexando en sí el indulto primero de sus ganancias con el lucro de la estimacion en que los adelanta.



239 Hace cabeza al comercio de aquel reyno el tribunal del Consulado, de quien queda yá hecha mencion; por este, se nombran comissarios para que residan en todas las demás ciudades que le son dependientes, pues, como unico en todo el Perú, le están subordinadas todas las que se comprehenden en sus límites.



240 Concurren á Lima todos los caudales de aquellas provincias meridionales para embarcarse en la armada que sale del puerto del Callao, y vá al de Panamá en tiempo de galeones. Los dueños del dinero lo ponen á la direccion de aquellos comerciantes de Lima, y estos baxan con el propio y ageno á celebrar la feria, y á su retorno llega la misma armada al puerto de Paita, en donde toma tierra el comercio, y se desembarcan todas las mercaderias por escusar la dilacion de la navegacion hasta el Callao, excepto lo que es enjunques, que continúa por la mar, passando las mercaderias de ropas y generos preciosos por tierra en las numerosas requas que hay en aquel corregimiento.



241 Puestas las mercaderias en Lima, remiten los consignatarios las porciones que les corresponden á los comerciantes, cuyos caudales les fueron confiados, y almacenan lo restante para irlo expediendo entre los que baxan á comprar, hacen remissiones por medio de sus caxeros á todas las provincias interiores y, á proporcion que estos las evacuan ó á dinero de contado ó á plazos, despachan el producto á los dueños principales, quienes en correspondencia les embian mas generos y, con este orden, se deshacen de ellos, durando assi al comercio de una armada largo tiempo porque no puede distribuirse todo inmediatamente.



242 El importe de lo que se vende en lo interior del reyno baxa á Lima en barras de plata, piñas ó plata labrada, y en esta ciudad se acuña y hace moneda en la casa que hay destinada á este fin, y por este medio no solo logran los comerciantes el adelantamiento de la venta de sus generos sino tambien la utilidad en que su retorno les dexa la plata por el menos precio á que toman cada marco, en cuya forma todas aquellas ventas passan como permutas de una mercancia por otra porque el que vende la ropa se conviene tanto en el precio á que se le han de pagar como en el que ha de recibir la plata de barras ó piñas; y assi puede regularse que se hacen dos comercios á un mismo tiempo, uno de venta de mercaderias y otro de plata.



243 Los caudales que baxan á Lima en el intermedio de una á otra armada, producto de lo que se vá vendiendo, los emplean sus dueños en ropa de la tierra, que frequentemente baxa de la provincia de Quito, y hacen lo mismo con esta que con la otra porque, teniendo igual consumo ó mayor, es no menos necessaria en aquellas provincias que la de Europa, originado de que toda la gente pobre y de baxa esphera se viste de ella, no alcanzando sus caudales á costear essotra, que generalmente llaman de Castilla; y assi los comerciantes que baxan á Lima con medianos caudales para emplear compran de una y otra ropa, á fin de ir surtidos y tener que vender á todo genero de personas.



244 Además de este comercio, que es el mas opulento y que todo se hace por medio de aquella ciudad, hay el particular que mantiene con las provincias y reynos de la America meridional como de la septentrional. De esta ultima, es el mas crecido renglon que recibe los tabacos en polvo, que, conducidos de la Habana á Mexico y repassados ó compuestos en aquella capital, van á Lima, de donde passa á las demás provincias, y á poca diferencia se hace este comercio en la misma conformidad que el de Panamá; pero los que se emplean en él, no se mezclan en el de ropas y solo llevan olores de todas suertes, como ambar, almizcle y otros compuestos, y loza de China. Por lo comun, son correspondientes de los mexicanos los que se ocupan en el comercio de tabaco, unos transeuntes en Lima por algun tiempo y otros yá avecindados allí. Llevase tambien de los puertos de Nueva España alquitrán, brea, hierro, alguna tinta añil para teñir pañetes, aunque poca.



245 El reyno de Tierra Firme embia tabaco en hoja en gran cantidad y tambien perlas, de que es considerable su consumo porque, fuera de las muchas que gastan las señoras, no hay mulata que no tenga un aderezo de ellas. Quando está corriente el assiento de negros, se hace este comercio por la misma via de Panamá, y tienen en todas ocasiones gran despacho.



246 Hay una moda en Lima tan establecida y general, que es comun entre señoras y mugeres de toda especie, y consiste en traer en la boca un limpion de tabaco, cuyo primer instituto fue para limpiar las dientes, como lo dá á entender el nombre y la prolixa atencion con que los cuidan y los conservan muy blancos. Son estos limpiones unos rollitos de tabaco de quatro pulgadas de largo y nueve lineas de diametro envueltos en hilo de pita muy blanca, la qual van destorciendo ó desliando á proporcion que el limpion se gasta; esto lo ponen en la boca por el un estremo y, despues de haverlo mascado alguna cosa, flotan la dentadura con él y, assi, la mantienen siempre hermosa y asseada. La gente ordinaria, que no hace cosa por virtud sin convertirla en vicio, es tanto el que tiene en esto que parecen horrorosas con un rollo de tabaco de pulgada y media de diametro continuamente en la boca, con lo qual se desfiguran, pues, no contentas con aquellos regulares y proporcionados, pretenden distinguirse en esto, escogiendolos de doblado gruesso. Tanto por este uso como por el del tabaco en humo, que es igualmente general en los hombres, es crecido el consumo del de hoja. Llevase allí para hacer los limpiones de Guayaquil, el qual mezclan con alguno que vá de la Habana por Panamá, como se dixo, pero el que se gasta para fumar se lleva de Saña, Moyobamba, Jaén de Bracamoros, Llulla y Chillaos, en cuyas partes se produce con abundancia y es adequado para el fin.



247 De Guayaquil se llevan á Lima todas las maderas de que se fabrican las casas y las que sirven en el Callao para carenar los navios y fabricar embarcaciones pequeñas; y algun cacao, aunque en poca cantidad porque es muy corto el consumo á proporcion del que tiene en otras ciudades de las Indias, lo que procede del general uso de la yerva del Paraguay. El comercio de las maderas lo mantienen los dueños de navios, que las llevan de su quenta, como yá queda notado en la descripcion de Guayaquil, y, almacenandolas en el Callao, las venden allí segun les ofrece la ocasion.



248 La costa de Nasca y Pisca embia vinos, aguardientes, passa, aceytunas, aceyte, y las de Chile, trigo, harinas, cebo, cordovanes, jarcia de cañamo, vinos, frutas secas y algun oro. Fuera de este, todos los otros se almacenan en el puerto del Callao en bodegas, que hay á proposito para recibir los generos, unos por quenta de los dueños principales que los remiten y otros por la de los navios que los compran donde se producen. Todos los lunes del año se hace feria en el Callao; y acudiendo á ella los dueños de efectos y los que quieren comprarlos, se ajustan, conduciendolos despues adonde quiere el comprador las mismas requas que mantienen los dueños de bodegas, cuya ganancia está solo en la utilidad que dexan los fletes de aquellas.



249 Los generos comestibles no solo se conducen á aquella ciudad para abastecer un numeroso concurso sí tambien para proveer desde allí las de Quito y su jurisdiccion, Valles y Panamá, adonde se hacen remessas de todas sus especies. De Coquimbo y su costa se llevan cobres y estaños en barras con grande abundancia; de la sierra de Caxamarca y Chachapoyas, lonas de algodón para las velas de los navios y otras telas de lo mismo y de pita; de todo Valles, los cordovanes y jabón que se fabrica en ellos; de las provincias meridionales ó interiores, á saber la Plata, Oruro, Potosí y el Cuzco, la lana de vicuña para la fabrica de sombreros y algunos texidos finos; del Paraguay, la yerva que tiene el mismo nombre, cuyo consumo es muy crecido, pues de Lima passa después á las demás provincias hasta Quito. Con que, no hay provincia ni parage en el Perú que no remita á esta ciudad todo lo que produce ó beneficia para que allí se haga la distribucion ni que dexe de ir á surtirse de lo que le falta, y assi es Lima el emporio del comercio á que concurren las gentes de todas partes; de aqui proviene que tanto el tráfico como la concurrencia no cessa en ningun tiempo y que las casas y familias de lustre puedan subsistir soportando los gastos tan crecidos que corresponden al gran fausto y obstentacion que hemos dicho, pues, á no tener un tan permanente auxilio como este, á poco tiempo quedarian destruidos totalmente sus caudales.



250 Parece que un comerciante tan quantioso por su universalidad deberia criar en aquella ciudad caudales muy opulentos, mayormente quando todas sus especies dexan en los que las manejan crecidas ganancias; pero aunque es cierto que los hay, no son tantos ni tan grandes como parece que correspondia, pues, si se examina bien, apenas se hallarán de 10 hasta 15 caudales de comercio, esto es, en plata o mercaderias sin incluir fincas ni mayorazgos, que llegan de 500 á 600 mil pesos; y aunque entre estos haya alguno que exceda, tambien se encontrarán en el mismo numero otros que no llegan; de menos fondos, como de 100 hasta 300 mil pesos, son muchos los que hay y estos, los que componen lo fuerte del comercio; á que se agregan despues los pequeños desde 50 hasta 100 mil pesos. Proviene el haver tan pocos caudales sobresalientes de los exorbitantes gastos de las familias, y assi, aunque sean muchas las ganancias, apenas sirven para mantenerse sin descaecer. Fuera de esto, se desmembran con las dotes de las hijas y casamiento de los varones, y fenece la casa con la vida del que la levantó, formandose de sus fondos otros tantos de medianos ó cortos caudales como tuvo dependientes, si acaso no son estos desastrados y procuran adelantar lo que heredaron.



251 Son aquellos habitantes expertos y hábiles para el comercio tanto que se perfeccionan en la sutileza de él los que llegan á tratarlos con el motivo de hacer negociado; penetran con facilidad las maximas del que vende y con dissimulo hacen caer en las suyas al que compra porque tienen genio para ello y methodo para persuadir no menos que para desembarazarse aun de su misma passion; hacen desprecio y apocan aquello que mas les lleva la atencion y necessitan y con este ardid lo suelen conseguir con mas comodidad que la que ellos hacen despues á los que se la venden; su economía es grandissima en todo lo que mira á comprar y vender, y, por ella, tienen fama en todas partes pero son muy legales en los tratos despues de concluidos y pundonorosos en su cumplimiento.



252 Assi como hay tiendas en donde se venden las mercaderias de ropas y otros generos semejantes por menor, hay tabaquerias con el mismo fin, y en estas se mantiene el trato de la chafalonia ó plata labrada, la qual embian á comprar á las ciudades inmediatas á minas, que es donde se fabrica.



253 Los comerciantes gruessos que tienen almacenes crecidos no se escusan, por esto, de mantener tienda dentro de su casa ni de vender por menor en ella, ya sea por su propia mano ó ya por la de algun caxero de su confianza, porque no es de ningun descredito el hacerlo y de mucha utilidad el no escusarlo, quedando allí las ganancias que havia de dar á otro; y como esta practica está tan bien recibida, que no causa novedad ni desdoro, se conforman con ella sin reparo, de lo qual resulta que el comercio esté allí muy favorecido y sea grande el numero de sus parciales. Esto no quita que haya muchas familias que se mantienen unicamente, segun se dixo en su lugar, con las rentas de los mayorazgos ó haciendas, pues los hay tan quantiosos que no necessitan de otro auxilio para mantener la regular ostentacion que les es correspondiente sin mezclarse en el tráfago del comercio; mas conociendo á muchas á quienes no faltan mayorazgos, que solo con el arbitrio del comercio pueden subsistir, de modo que con el tiempo no experimenten decadencia, se dedican á él interessandose por mayor en las ferias de galeones y otros tráficos, depuestos yá los escrupulos que en lo antiguo los preocupaban de que el comercio podria ser contrario al lustre de su nobleza, vestigios que conservaban en la idea de las que llevaron de España.